El placer como derecho: por qué dejar de vivirlo con culpa.

Escrito por Doc Barbara Garcia el 1 de febrero de 2025

Nos enseñaron que el placer era un premio, algo que había que ganarse. Que había que portarse bien, que no podíamos desear "demasiado", que el goce era algo que alguien más nos daba, no algo que nos pertenecía. Pero acá estamos. Viviendo una época donde podemos decir fuerte y claro: el placer es un derecho, no un privilegio

✨ "No venís rota. Venís cargada de mandatos".

🧠 ¿Por qué sentimos culpa al desear?

No es casual. Nos criaron entre discursos que censuran el cuerpo, especialmente si sos mujer, lesbiana, trans, no binarie, o si simplemente no encajás en la matriz cisheteronormada.

Desde las películas hasta la escuela, pasando por la consulta médica, todo parecía hablar del peligro, del control, del deber. Y en ese mapa... el placer quedaba como una consecuencia, como algo que "no era tan importante".

Pero vos y yo sabemos que sí lo es.

El placer te conecta con vos. Con tus límites. Con lo que sí querés. Con lo que no. Con lo que te enciende, con lo que te apaga. Es brújula.

⚡El placer no es egoísta: es saludable

Ya lo dice la ciencia: durante el placer y el orgasmo se liberan endorfinas, oxitocina, dopamina, prolactina. Hormonas que bajan el estrés, mejoran el sueño, la inmunidad y el ánimo. No es magia, es biología.

Pero más allá de lo hormonal, el placer tiene un valor político: cuando te escuchás, cuando te tocás, cuando te priorizás, estás diciendo "mi cuerpo es mío". Estás rompiendo con siglos de control sobre tu goce.

💥 Lo que merecés no es “un rato” de placer. Es una vida donde el placer no incomode.

Donde puedas:

  • Gozar sin que duela.
  • Pedir sin vergüenza.
  • Decidir sin miedo.
  • Estar sola, acompañada o en tribu, pero siempre siendo vos.

Y si sentís que todavía no podés... está bien. El camino empieza por reconocer que te lo merecés. Que no es un “capricho”, es autocuidado. Y que no venís rota. Venís cargada.

🌱 ¿Y si empezás a soltar las conversaciones que no son tuyas?

Te invito a preguntarte:

  • ¿Qué discursos me siguen haciendo sentir que no merezco gozar?
  • ¿A quién le sirve que viva con culpa?
  • ¿Qué quiero empezar a explorar para reconectar con mi deseo?

El cuerpo no olvida, pero también puede aprender de nuevo. Y no tenés que hacerlo en soledad.

El placer es tuyo. Reivindicarlo es un acto de salud.
Y desde Sexualidades Libres, estamos para acompañarte.

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